viernes, 26 de febrero de 2010

Mis CINCO libros de Rafael Jiménez Cataño



1. "El idiota" de Dostoievsky.

La conmoción que esta novela me produjo se debe quizá al realismo del bien que desarrolla. La bondad del príncipe Mishkin no es la del que no incomoda a nadie, que secunda los deseos de los demás, que sufre él mismo con tal de que otro no sufra. El príncipe, en atención al bien del otro, es capaz de decir cosas incómodas. Un idiota, claro. Pero sobre todo es esplendor del bien, que no dejan de notar los que lo rodean. No es casualidad que aquello de que “la belleza salvará el mundo”, frase citada hasta la náusea, sólo aparezca en boca de otro, que quiere saber si de verdad el príncipe lo dijo, y no haya siquiera respuesta. No hay respuesta verbal, pero toda la vida del protagonista dice eso.

2. "The Gift of Asher Lev" de Chaim Potok.

Novela notable, que se trae de corbata otras del mismo autor, en primer lugar la que narra la infancia del protagonista ("My Name is Asher Lev") y luego otra pareja de historias igualmente concatenadas, "The Choosen" y "The Choice of Reuven". De todas he aprendido sobre la vida de los judíos y de hecho me han llevado a hacer mías varias de sus tradiciones (además de las innumerables que cualquier cristiano vive por el solo hecho de serlo, aunque no lo sepa). La vida de Asher, pintor mundialmente reconocido, que por otra parte vive una sincera ortodoxia religiosa –de ahí su singularidad–, proyecta luces inéditas sobre la unidad de todas las dimensiones de la vida de un artista. Hay dos sabidurías admirables, la de la madre y la del rabino jefe, que dejan ver la posibilidad de tener cintura y al mismo tiempo ser fieles. También es hermoso ver en concreto la pluralidad de maneras de vivir con fidelidad la ley.

3. “A Good Man is Hard to Find and Others Stories” de Flannery O’Connor.

También aquí me refiero a una constelación. De ella he leído una novela y casi todos los cuentos. He recibido protestas por haber recomendado algún título suyo, pero lo mismo me sucede con la música contemporánea que escucho. La culpa es siempre mía, por no preguntar antes: ¿qué te gusta?, ¿qué te esperas?, ¿tienes oído para la música contemporánea? (También me han dicho de todo por recomendar "El reflejo de lo oscuro", y es comprensible: pobre lector, que tan a gusto estaba y se ve catapultado a un nuevo estilo de vida, o a la fatiga ininterrumpida de acallar la conciencia.) Flannery es lo más alejado que se pueda uno imaginar del escritor edificante que narra vidas católicas. Todos sus personajes son más bien raros, o al menos peculiares, porque todos están necesitados de redención, y todos tienen algún momento de gracia, un momento en el que pueden aceptar o rechazar la redención. A veces se acepta, a veces –las más– se rechaza. En la irrupción de la gracia intervienen los más insospechados colaboradores (son ellos los primeros en no sospecharlo, empezando por el demonio).

4. "El Quijote" de M. Cervantes.

Ejemplo perfecto de clásico, al menos para mí, que lo leo y releo. Lecturas integrales, sólo estoy seguro de tres, pero son incontables las ocasiones en que tomo un capítulo y me lo saboreo despacio, y luego otro, no siempre consecutivos. Y que no me propongan para un programa de concurso, porque lo pierdo. Tengo el inestimable don del olvido gracias al cual los desenlaces y puntadas me agarran siempre de sorpresa. Entre las sorpresas, una que he vivido varias veces se refiere a la relación entre las dos partes. Después de mi primera lectura, y tal vez aún después de la segunda, yo tenía la convicción de que la primera parte era superior a la segunda y que de hecho me gustaba más. Luego, cada vez que me entraban ganas de releer un pasaje, buscaba y buscaba, y me desesperaba porque no lo encontraba. Es que buscaba en la primera parte y siempre resultaba ser de la segunda. La antropología de fondo es de una sabiduría desarmante. A esta delicia se añade, en mi caso, la de encontrarme una y otra vez formas lingüísticas normales hoy en día en México y desconocidas en España, “los mexicanismos de Cervantes”.

5. San Juan, Primera Carta.

Aunque el Nuevo Testamento lo he leído entero varias veces (basta hacer como Beethoven, que todos los días dedicaba unos minutos a esa lectura), esta breve carta me atrae como un imán, es de vértigo. Para empezar anuncia una revelación, que no es otra que la aludida por la palabra “evangelio”, pero Juan dice que lo que se ha manifestado es la vida. Es en esta carta donde se dice que Dios es amor. Y también que Dios es luz. De las dos caracterizaciones de la divinidad se derivan criterios muy claros para entender quién está del lado de la vida y quién del lado de la muerte, pero esto, que se expone de manera neta, convive con una comprensión, una capacidad de acogida a toda posible situación del hombre falible que francamente cautiva. Al mismo tiempo que se invita a evitar el pecado, se hace ver que aún cayendo la vida continúa, porque Dios es más grande que nuestros corazones y además somos hijos suyos. De ahí las relecturas engolosinadas. Juan dice que comunica esto para que la alegría de sus destinatarios sea completa, lo cual quiere decir que él presupone en ellos una vida de alegría. Para un estudioso de la argumentación, como es mi caso, fascina sobremanera la cantidad de esquemas argumentativos que, tomados a la letra, serían magníficos ejemplos de errores lógicos, y que sin embargo se sostienen perfectamente si se leen en el horizonte vital adecuado.

"Lo desconocido es entrañable. Arte y vida en Octavio Paz" de Rafael Jiménez Cataño, Editorial Jus, 2008, 220 págs, 159$.

La reiterada discusión sobre la razón de ser de la poesía encuentra en la obra de Octavio Paz argumentos que subrayan la enorme sed humana de encontrarse en la palabra y por la palabra. Rafael Jiménez Cataño, reconocido filósofo y académico mexicano, hace aquí una revisión completa de lo que este gran poeta dijo en sus obras sobre la necesidad de la poesía.



Autor

Rafael Jiménez Cataño, nacido en San Luis Potosí en 1960, es Profesor Ordinario de la Facultad de Comunicación Institucional de la Universidad de la Santa Cruz, en Roma, donde reside desde los años ochenta. Cuenta numerosos ensayos: “Copulatio in Peter of Capua (12th Century) and the Nature of the Proposition” (Berlín – Nueva York 1996), “El valor unitivo de la distancia en el diálogo” (Aguascalientes 2002), “Wishful Thinking and Argumentation through Metonymy” (Edsbruk 2004), “The Role of Goodwill in Conflictive Communication” (Bucarest 2007), y la recopilación "Mi verdad, tu verdad" (Aguascalientes 2007). Entre las revistas con las que ha colaborado en México se encuentran Vuelta, Istmo y Paréntesis. En Ixtus mantuvo la columna “La bendición de Babel”.

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Foto de autor: © Sanmillán.

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